América Latina es la segunda región con mayor desigualdad en el mundo después de África Subsahariana, donde México, Brasil y Chile, son los países con la concentración del ingreso más alta, y por lo tanto, de mayor desigualdad, de acuerdo con el Informe Regional de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
En México, el 10 por ciento de la población con ingresos más altos captó el 59 por ciento de los ingresos nacionales, mientras que el uno por ciento aún más alto el 29 por ciento entre 2000 y 2019.
En contraste, Uruguay, Argentina y Ecuador tuvieron los niveles más bajos de concentración de ingresos de la región entre 2000 y 2019, aunque siguen siendo altos en términos absolutos, y la concentración en Argentina y Ecuador parece haber disminuido desde 2010.
Junto a la elevada desigualdad, la región se caracteriza también por un crecimiento volátil y generalmente bajo, resultado de una baja productividad”, señaló el reporte de las Naciones Unidas.
Otra característica marcada entre los países de América Latina y el Caribe es la alta persistencia y baja movilidad de la región que no se limitan a la educación. Los datos de Brasil y de México muestran que la persistencia intergeneracional ocupacional es mayor en estos países que en Estados Unidos.
José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), dijo que para enfrentar la desigualdad el primer elemento que se necesita es la generación de empleo formal; tanto Brasil y México sobre todo, se caracterizan por una economía muy grande con elevada informalidad, que genera empleos de mala calidad con escasez de prestaciones sociales.
“El segundo factor es hablar de una generación de empresas que promuevan equidad, empresas de mayor valor agregado, con responsabilidad social que permitan mayor movilidad social a las familias. El tercer elemento es el sistema educativo para generar personas que a través del conocimiento puedan tener esa movilidad social; el gasto público también debe tener mayor sentido social, no en la cuestión asistencial”, precisó.
Fuente: El Financiero.