La carrera por desarrollar imágenes capturadas por medio de un lente, con la luz como la materia prima de creación, empezó en el siglo XIX. Después de siglos de experimentación en Europa, el invento y posterior desarrollo de la fotografía correspondía al ámbito de la ciencia originalmente. Las fotos antiguas no eran artículos de todos los días.
Un halo de solemnidad rodea a las fotografías antiguas. En un mundo donde todavía no era posible tomar un sinnúmero de imágenes con un dispositivo digital, éstas eran consideradas tesoros familiares. No sólo era caro, sino que también increíblemente difícil de resguardar.
Por esta razón, la producción y compra de fotografías era un lujo reservado a científicos de élite y a las clases más acomodadas, respectivamente. En consecuencia, existía un consenso implícito en Francia e Inglaterra —los dos países líderes en el desarrollo de este invento— que debería de representarse la realidad tal cual era.
Pasaron décadas antes de que la fotografía se convirtiera en una disciplina artística. Por el contrario, se concebía originalmente como un medio de producción de documentos para archivo histórico o de investigación científica. Por esta razón, cuando se empezaron a tomar los primeros retratos fotográficos, sonreír era inconcebible.
El esfuerzo que representaba tomar una foto no era únicamente económico. Originalmente, los tiempos de exposición a la luz que requería una misma toma podían tomar horas. Para cuando se empezó a extender el retrato como una práctica más común, las personas tendrían que permanecer inmóviles por minutos enteros para que sus imágenes no salieran movidas.
FUENTE: MUY INTERESANTE